Nadie podría haber pensado que la gente de Seúl, al regresar a casa en tren, estaría en una trampa mortal. Todo siguió como de costumbre. Después de un duro día de trabajo, hombres, mujeres y adolescentes tomaron sus asientos en el tren y partieron. Literalmente veinte minutos después en la película «Train to Busan», se empiezan a escuchar terribles gritos de auxilio en uno de los vagones. Los pasajeros se congelaron con anticipación y se prepararon para lo peor.
Ninguna de sus expectativas se hizo realidad. Un hombre normal subió al tren, y después de un rato comenzó a echar espuma por la boca y a atacar a la gente. Todos los mordidos, inmediatamente, se convirtieron en los mismos psicópatas que él. El pánico en los salones derivó en una estampida, a consecuencia de la cual numerosas personas resultaron heridas e infectadas por los agresores. Pronto, queda claro que las personas fueron atacadas por cierto virus que las convierte en zombis. Bajo la influencia de la infección, desarrollan sed de sangre y agresión salvaje. El espacio cerrado del tren no permite que los pasajeros salgan y quedan atrapados. La policía militar, llamada por los empleados del metro, no se encuentra con personas en la estación de Busan, sino con un ejército de zombis que mata a todos a su paso. El expreso de la muerte ha llegado. Liberad vuestras plazas y salvaos, quien pueda.